martes, 21 de febrero de 2012

Mi primera Vez

El primer texto que escribi con miras a calentar a mis lectores, es parte de un fanfiction que hice hace tiempo.... Se llamaba My dear Jasper (si, soy una de las tantas twilighters...o lo era...o sigo siendolo?)




Me aprisionó entre sus brazos y giró con mucho cuidado hasta situarse sobre mí. Se colocó de tal forma que no sentí su peso, pero si la presión de su cuerpo correspondiéndose con cada parte del mío. Mis pulsaciones se aceleraron mientras sus caricias subían de tono. Sus fríos dedos trazaban garabatos en mi costado sobre la fina tela de mi pijama, haciéndome cosquillas. Casi no podía pensar. Desplazó el foco de sus labios de mi boca a mi cuello, y de allí a mi clavícula, trazando un caminito de besos suaves como mariposas. Pero más hacia el sur sus labios no llegaban a mi piel. Escuché un suave gruñido, y un segundo después las dos piezas que se interponían entre él y sus intenciones ya no estaban. No registré el movimiento completo, apenas sentí una sacudida, que bien pudo haber sido producto de mi imaginación; tal vez Jasper tenía el poder secreto de hacer que la ropa se desvaneciera. Porque su camisa tampoco estaba en el lugar de antes…ni su pantalón…ni su ropa interior. Un escalofrío recorrió mi columna por la diferencia térmica de su piel helada y el incendio de la mía. Su mano izquierda entrelazó los dedos con mi derecha  sobre mi cabeza, sonteniedome con firmeza. No podía moverme, no podía escapar de él ni aunque hubiese querido. Y vaya que no quería. Él continuó su caminito libremente, en línea recta desde el hueco de la base de mi cuello, hasta debajo de mi ombligo. Y desde allí, en lugar de descender, regresó trazando el camino inverso. De vuelta en mi pecho, con su mano libre dibujó circulos con la punta de los dedos, y en seguida la reemplazó por su boca. Mi corazón estaba a punto de estallar. Entonces marcó una línea ondulante, que descendió traspasando el limite de mis caderas y paseó por mi muslo izquierdo. Delicadamente separó mis piernas y se acomodó entre ellas. Comenzó a explorar mi parte más suave con sus dedos. Solté un gemido ahogado y pude sentir su sonrisa sobre mi piel cuando sorpresivamente me penetro con ellos.   Notaba su tensión, se moria de ansiedad. Entonces algo en su interior cambió. Sus músculos se tensaron. Apoyó su frente en la mía y mirándome a los ojos me llevó hasta la posición correcta. 

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